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viernes, 29 de enero de 2010

Capitulo 5

Llegó el siguiente día pero, desgraciadamente, no había instituto. Quería llamar a Ester y contarle todas las novedades sobre César y yo pero de repente se me vino una imagen de César a la cabeza y la condición que pactamos anoche. No le podía decir nada a Ester o César se enfadaría conmigo y no me volvería a querer hablar pero, sin embargo, si no le contaba nada a Ester sería como engañarla y yo no puedo engañar a una persona que a estado apoyándome en todo momento y aguantando mis paranoias monumentales, y como una amiga es siempre más importante que un niño, sea tu novio o no lo sea, decidí contarle a Ester lo ocurrido haciéndome jurar que no diría una palabra a nadie.
Cuando le terminé de contar lo que había pasado, Ester, me miró con una cara de “¿una condición? ¿Sois pareja o va por contrato?” pero solo dijo:
-¡Qué inmaduro! Miranda, ese chaval ¿que se cree que eres? ¿Una negociadora? “Cerramos el pacto, ya tenemos condiciones” –Dijo imitando a César de una forma muy graciosa.
-Pues no lo sé Ester, hombre, a mi no me gusta mucho eso de las condiciones pero por probar no pasa nada ¿no?
-Supongo…
-Pues eso, lo importante es que estoy con él, no me importa lo demás ni las condiciones que ponga.
-Pues ya te debe de gustar… -Dijo Ester entre dientes.
-¿Cómo? –Dije haciéndome la tonta.
-Nada, nada…
-Amm…vale.
Y seguimos hablando del tema de César pero, de repente, Ester dijo:
-Lo sabía.
-¿El qué sabías? –Dije desconcertada.
-Que tú y Cesar ibais a terminar juntos, que a César sí le gustas tú.
-Bueno…yo al principio no me lo creía pero al final es verdad. Menos mal que borre la idea de olvidarme de él de mi cabeza si no ahora no me estaría pasando esto.
-Pues menos mal –Dijo Ester sonriendo.
-Bueno yo me voy, que mi madre está mala y necesita ayuda con mi hermano.
-Vale, dile a tu madre que se mejore.
-Vale, se lo diré, adiós.
-Adiós.
Fui a casa, estuve jugando con mi hermano mientras mi madre dormía una merecida siesta, vimos una película y por la noche ayudé a mi madre a preparar la cena. Mientras colocaba los platos hablé con ella:
-Mamá, no quiero que creas que soy una inmadura por eso no quiero ocultarte nada.
-¿Qué has hecho Miranda?
-Yo…pues… ¿sabes quién es el vecino de casa de la abuela?-¿César?
-Sí. Pues ese…
-Te gusta –Dijo mi madre acabando la frase.
-Sí, pero no solo me gusta, es que…estoy saliendo con él.
-Miranda, sabes que no me gusta que tengas un novio a esta edad.
-Ya mamá, pero es que él a mi me gusta y yo también a él así que…además no es nada malo salir con alguien.
-No es que sea malo, es que eres muy pequeña.
-Mamá no soy tan pequeña como tú te crees.
-Ya lo sé, Miranda. Pero no quiero que tengas novio, puede ser un amigo especial.
-Bueno, llámalo como quieras.
Cuando terminé de cenar me fui al salón a ver la televisión hasta que sonó el teléfono:
-¿Diga?
-Hola, ¿está Miranda?
-Sí, ¿Quién eres?
-Soy César.
-¿César? Hola, soy yo, Miranda.
-Ah, hola Miranda pues te he llamado para ver si podías quedar.
-Pues no lo sé, ¿cuándo?
-El viernes.
-Vale, ¿a las 17:30?
-Vale.
-Bueno pues hasta el lunes ¿vale?
-Claro. Adiós.
-Adiós, que descanses.
Colgué el teléfono y me fui a la cama, pensé en lo que haría mañana y en el viernes, ¿para que querría quedar? De cualquier manera sería algo que averiguaría pronto.
Llegó el domingo y llamé a César al móvil:
-Hola, ¿está César?
-Sí, soy yo.
-¿Puedes hablar?-Sí claro, no estoy haciendo nada.
-Vale.
-¿De qué quieres hablar?
-Cuéntame algo sobre ti, es que apenas te conozco…
-Pues mi padre es militar en la base de Rota…
-¿En serio? ¿Tu padre es militar? –Dije sorprendida-Sí… ¿En qué trabaja el tuyo?
-Pues mi padre trabaja en Cádiz electrónica. ¿Dónde vives?-En Vistahermosa
-Anda…donde están todos los adinerados ¿no?
-Jajaja, pues sí.
-Amm… ¿Pero tú no vivías encima de casa de mi abuela?
-No, esa es la casa de mi primo.
-¿En serio?, pues yo creía que no…
-Pues sí.
-Amm… ¿Dónde naciste?
-Nací en Munich
-Y eso está en… -Dije con intención de que él acabase mi frase.
-…en Alemania. –Dijo riéndose.
-Lo siento, es que yo de geografía…poco, la verdad. Entonces eres alemán, ¡vaya!, qué pasada.
-Bueno no es para tanto, es otro país, como España.
-Sí ya claro, pero no es España.
-Ya…
-Bueno ha sido divertido hablar contigo pero me tengo que ir a casa de mi abuela, Adiós.
-Vale, adiós guapa.
Colgué y me preparé para ir a casa de mi abuela. En casa de mi abuela lo que hice fue preguntarle a ella, que sabía más sobre César, lo que él me había dicho.
-Abuela, César… ¿Dónde vive?-¿César? Aquí arriba.
-¿No vive en Vistahermosa?
-No, que va. Él vive aquí lo que pasa es que él no quiere.
-¿Cómo? Explícate.
-Pues que la madre es la criada en una casa de Vistahermosa y él muchas veces se va a dormir allí porque los dueños de la casa lo han “criado” pero el en verdad vive aquí arriba con su madre, su padre y su primo que ha venido a buscar trabajo.
-¿Y cómo se llama la señora de la casa?
-Laura.
-Amm…bueno, pero su padre es militar en la base de Rota ¿no?
-¿En la base de Rota? Qué va, el padre trabaja de mecánico.
-¿En serio?
-Claro – Afirmó mi abuela muy segura de sí misma
-Y… ¿Cómo sabes tú todo esto?
-Pues porque Marina, la madre de César, viene a pagar la comunidad y se queda hablando conmigo sobre sus problemas.
-Amm… Oye abuela y César, ¿de dónde es?
-De Alejandría.
-Sí ya vale, pero eso exactamente ¿dónde está?
-¿Qué nota has sacado en geografía Miranda?
-Eso no viene a cuento abuela, ¿dónde está?
-En Egipto.
-¡Egipto! ¿De verdad abuela?
-Que sí…
-Pues me ha engañado totalmente, ¿qué hago?
-No lo sé Miranda, pensaré en algo pero si tienes alguna pregunta más, dímelo ¿vale?
-Claro abuela. –Dije “contenta”.
No me podía creer lo que pasaba, ¿por qué me mentía?, no me gustaban nada los mentirosos, bueno en verdad, a nadie le gusta que le mientan pero si es tu novio, mucho menos. No sabía que hacer, quería decírselo a alguien y desahogarme para no cometer ninguna locura. Pedí a mi madre que me llevará a casa y cuando llegue llamé a Ester lo más rápido que pude, pero no me lo cogía. De repente sonó el teléfono. “¡Ester!” pensé y corrí a por él, pero en realidad no era Ester era…
-¿Lucía? – Dije extrañada- ¿Qué querrá?
Lucía fue, como dije antes, la novia de César y mi mejor amiga hasta que llegó Andrea y lo estropeó todo. Lucía y yo éramos exactamente iguales, la diferencia era que ella es rubia y yo morena, nos llevábamos de lujo hasta que llegó Andrea y me separó de ella. Pensaréis que Andrea se hizo amiga de Lucía y me dejó a mi tirada ¿no? Pues, muy a mi pesar y me arrepiento mucho de ello, fue al revés. Yo me separé de Lucía porque a Andrea no le caía bien, me llenó la cabeza de paranoias y defectos que tenía Lucía y acabé creyéndomelo todo. Fue una de las muchas cosas que me arrepiento de haber hecho y en realidad no es solo culpa de Andrea, también tengo yo la culpa por hacerle caso y por no valorar la amistad de Lucía. Ahora me llevó muy bien con ella pero no es igual que antes, ella es de una manera y yo de otra muy diferente, así que no nos compenetramos tanto como antes pero eso ahora daba igual.
Cogí el teléfono.
-¿Diga?
-Hola Miranda, soy Lucía. ¿Tienes tiempo?
-Sí claro. ¿Qué me tienes que decir?
-Pues, ¿te gusta César?
-No…- Dije con una voz muy poco convincente.
-Amm… Bueno pues si te gusta, ten mucho cuidado con él porque es muy mentiroso.
-¿Por qué lo dices?
-Porque a mí, cuando yo estaba saliendo con él, me mentía.
-¿Qué te decía?
-Pues que su padre era abogado y cosas por el estilo.
-A mí me ha dicho que su padre es militar en la base de Rota.
-Pues por eso te lo digo. No te fíes de él.
-No te preocupes, mi abuela es su vecina y lo sabe todo sobre él. Si me miente yo se lo pregunto a mi abuela y problema resuelto, pero gracias de todas formas.
-De nada, bueno pues adiós.
-Adiós guapa, gracias, otra vez, por haberme llamado para avisarme.
-De nada, otra vez, adiós – Dijo Lucía riéndose.
-Adiós – Dije riéndome también y colgué el teléfono.
Inmediatamente después de colgar el teléfono llamé a Ester, otra vez, haber si ésta lo cogía. Por suerte sí lo cogió y le conté todo lo que me había dicho Lucía y mi abuela para que ella opinará y sacará sus conclusiones para ver si se asemejaban a las mías, y lo que dijo fue…
-Será mentiroso…- Dijo Ester resignada y furiosa- Miranda, no me gusta nada que te mienta como le dé la gana, ¿qué vas a hacer?
-Pues de momento seguirle el rollo y mandarle indirectas haber si confiesa.
-¿y si no lo hace?
-Pues…si no lo hace no sé, pero no me gusta que nada más empezar empiece con mentiras.
-Ni a ti ni a nadie. Puedes hacer lo mismo que él, miéntele.
-No, no me gusta mentir, yo no soy así y no quiero que me llamen…
-…mentirosa porque no lo eres –Dijo Ester acabando mi frase- Me parece muy bien que no quieras mentir pero ¿qué vas a hacer si no?
-No sé, ya pensaré algo, a lo mejor se lo digo y le confieso que sé que me está mintiendo, haber que dice.
-No le gustará nada, por lo poco que conozco a ese chico sé que no le gusta perder.
-Pues está vez será totalmente diferente.
-Se pilla antes a un mentiroso que a un cojo.
-No lo sabes tú bien, Ester, no lo sabes bien. Es que encima me dijo que vivía en Vistahermosa, pff…hubiera sido el colmo si me hubiese dicho que se llama Casimiro.
Ester se rió.
Cuando terminé de hablar por teléfono, colgué. Quería conectarme en el ordenador para ver si estaba conectado pero no esperaba que me dejaran porque ya era tarde así que me aguante pero entonces pensé que podía llamarlo y preguntarle, y eso fue exactamente lo que hice.
-¿Hola?
-Hola César, soy Miranda. ¿Puedes hablar?
-Sí, claro. ¿Qué querías decirme?
-Pues nada…que… ¿qué es lo que más te gusta de una chica?
-Pues me gusta que sean agradables ¿y a ti?
-Que sean siempre sinceros. La sinceridad es muy importante para mí y la confianza también porque, piensa, que pasaría si yo no confiará en ti, eso no sería nada bueno.
-Pues sí, la confianza es importante.
-Y sobre todo la sinceridad, no se te olvide.
-¿Qué es lo que no te gusta de un chico?
-Pues lo me no me gusta nada es que me mientan, porque al igual que la sinceridad es importante las mentiras también lo son pero en el sentido contrario, me explico. Las mentiras son importantes pero en el mal sentido de la palabra porque mentir no está bien. Odio a los mentirosos, es la clase de persona que no aguanto para nada porque nunca sabes si te mienten o te dicen la verdad. Nadie se fía de los mentirosos y yo tampoco. A mí no me gusta mentir pero cuando miento, miento bien. Todo el mundo sabe mentir, lo que pasa es que mentir no es lo correcto y no hay que hacerlo nunca. ¿Tú serías capaz de mentirme alguna vez?
-¿Yo? Yo nunca miento.
-Amm… pues menos mal porque para mí la confianza es muy importante y si no hay confianza no funciona una relación.
-Exacto, pero… ¿Me estás insinuando algo?
-No, qué va, ¿por qué?, ¿te lo ha parecido?
-Un poquito…
-Pues no, para nada.
-Amm… Pues yo pienso que mentir no está bien pero que hay algunas ocasiones que hay que hacerlo
-¿Ocasiones?, ¿cómo cuales?
-Pues…no sé... (Estaba nervioso, se le notaba en la voz) pues…por ejemplo mentir cuando no quieres que sepan la verdad.
-Pero por qué no querrá alguien que se sepa la verdad.
-Porque a lo mejor no le conviene.
-Pues no sé, pero hay personas que no les importa cual sea la verdad siempre que haya alguien que se la diga.
-Ya, pero ese tipo de persona no abunda mucho.
-Pues a mi me da igual cual sea la verdad, solo quiero que me la digan y que no me mientan.
-A nadie le gusta que le mientan – Dijo un poco triste.
-Tú lo has dicho, a nadie – Dije muy seria.
En ese momento me di cuenta que nunca iba a reconocer que me había mentido así que decidí esperar a que me soltara otra de sus mentiras y poder soltárselas todas de golpe y decirle que no me volviera a mentir porque lo descubriría. Yo soy una persona que a lo mejor exteriormente parezco tonta porque soy muy buena pero de tonta no tengo un pelo y al parecer César no me conocía tan bien como él creía, mejor dicho, no sabía nada de mí. Las únicas personas que me conocían perfectamente eran mis padres y Ester.
Ester es mi amiga desde la guardería, nos lo pasamos muy bien juntas, somos idénticas. Tenemos el mismo carácter, ella es orgullosa y yo también por lo que a la hora de pedirnos perdón si nos enfadamos es un problema porque siempre pensamos que es la otra la que se equivoca, pero me llevo muy bien con ella la mayoría de las veces y seríamos incapaces de llegar a odiarnos alguna vez. La quiero mucho y siempre ha sido como una hermana para mí aunque no se lo haya dicho nunca. Ahora es mi mejor amiga, se lo cuento todo por lo que no tengo secretos con ella, es mi psicóloga particular.
-Bueno Miranda, tengo que estudiar ¿vale? – Oí de repente por el teléfono.
-¿Estudiar? Sí, claro. Bueno pues entonces adiós.
-Oye antes de que se me olvide, Cristian te ha mandado una petición de amistad así que si no sabes quién es, es mi amigo, acéptalo.
-¿Cristian? Vale, adiós.
-Adiós.
Colgué el teléfono, me duché y me fui a la cama. No tenía hambre así que no cené, había perdido el apetito tras saber que César me mentía. ¿Cómo era capaz? ¿No sabía que me daba igual la verdad? ¿Qué solo quería saberla? ¿Qué no soy materialista? ¿Qué solo quería que fuese sincero?, no era justo. ¿Por qué me habría agregado Cristian?, no lo conocía de nada, no sabía quien era, bueno… la mayoría de sus amigos me caían bien así que no iba a pasar nada, me alegraba de que pudiese hablar con alguien que lo conociese bien.

2 comentarios:

  1. Por fin termine de leerlo, hay que recuerdos me trae, malos recuerdos...oye vas a poner lo que daniela se llevaba muii bien con cesar y el le contaba muchar cosas y a miranda no le gustaba y vas a poner a elfo y lo que cesar le hizo a daniela, oyee ii todo eso k has dicho de ester...me da k daniela se va a poner celosa ¬¬

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  2. me gusta mucho el blog
    me lei todos los caps
    te sigo
    besos

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